“Hemos llegado a descubrir que puede purificar la sangre” así lo dijo el Doctor Meyer en un estudio científico a la Escuela de Medicina Eléctica, teoría que fue patentada a finales del siglo XIX.
¿Por qué llegó a esa conclusión, si en la mayoría de casos los médicos no creen en la eficiencia de la medicina natural?
Analicemos el sustento
- El cuerpo produce ácido hialurónico que es uno de los principales mecanismos de defensa de nuestro organismo, sin embargo, existe una enzima llamada “hialuronidasa” que ocasiona la ineficacia del ácido hialuronato. Está comprobado que la echinacea regula la enzima “hialuronidasa” previniendo que disuelva el Ácido Hialurónico natural que producimos.
- Consta de más de 20 compuestos como los derivados de los ácidos cafeicos, los poliacetilenos que son los que generan el efecto bactericida y fungicida.
- La comisión Científica Europea ESCOP, recomienda el extracto de echinacea como tratamiento y profilaxis de infecciones recurrentes del tracto respiratorio superior y el tracto urogenital. Por sus componentes antimicrobianos y antivirales es un ayudante efectivo para los síntomas de infecciones gripales.
- La equinácea presenta actividad antiinflamatoria y antiedemotoso que es lo que inhibe la difusión de gérmenes patógenos, por ello es tan recomendada a pacientes que sufren artritis crónica.
- Su acción antitérmica y analgésica produce un efecto descongestivo sobre las glándulas.
- Sus propiedades cicatrizantes favorecen la formación del tejido de granulación, que es el encargado de la regeneración celular en nuestro organismo.
Entre más estudios y teorías sustentadas en la práctica de uso de Echinacea se analizan, más incrementa la afirmación de que el extracto de esta flor es igual de potente que un medicamento químico.